21 oct 2022

Pequeno paisaxe galego

Pequeno paisaxe galego. Acrílico sobre lienzo, 16 x 22 cm. Dedicado a María del Socorro Zamudio. Verano del 2022. Y su precio es de 85€.

Siendo niño, cuando vivía en casa de mi abuela y abuelo maternos, me fascinaba ver y rever los cuadros que colgaban en sus paredes, muchos de ellos "eran óleos", flores, paisajes y bodegones. Había uno encima del piano, del malecón de Culiacán al atardecer, pintado por un vecino de mis abuelxs, de cuando residieron ahí. Me contaban que se lo habían comprado, porque aquel señor se dedicaba a ello, me resultaba mágica la idea de que pintar fuera "un trabajo".

Había cuadros de distintos formatos, algunos ovalados, otros rectangulares, el que más me llamaba la atención, era un cuadro pequeñito, muy pequeñito, exactamente medía 8 x 10 cm, y todos los había pintado mi madre. 

Mi mamá de muy jovencita, pintaba con óleo sobre tela y madera, incluso hay cuadros de ella, enmarcados a medio hacer, se ve el fondo, algunos elementos pintados al óleo y trazos de dibujo, que no fueron cubiertos con pintura. Saber que mi mamá pintaba y que lo hacía tan bien, me impresionó. Mi cuadro preferido era esa "miniatura", así me lo explicó mi madre, le llamaba así, y lo hizo con mucho cuidado, tiempo y precisión. Es una escena preciosa de campo, un árbol, una carreta y una casa al fondo.

La mayoría estaban enmarcados con molduras doradas, enormes y garigoleadas, o con maderas finas barnizadas. Marcos muy pomposos que hacían todo el conjunto muy señorial, muy clásico.

Ahora he descubierto porque siempre he pensado que todos los formatos son expresivos y tienen su encanto, y como la megalomanía de las grandes dimensiones en todo, siempre me ha resultado absurda. Aquel pequeño paisaje que pintó mi mamá y sin enmarcar, es muy digno y evocador, te invita a acercarte, y acercarte más y más, hasta sentirte encima de aquella carreta, puedes percibir el movimiento de las hojas del árbol y la humedad del monte.

Mi "Pequeno paisaxe galego", es lo que veo cada domingo en la leira de Loenzo, al fondo el monte Lobeira, más cerca el manzano, el pino, las silveíras, las flores en primavera o los campos de maíz en verano, y muchas veces me remite a aquella miniatura que hizo mi madre. Por eso lo he pintado así, como si fuera más pequeño de lo que en realidad es y le he añadido una simulación de marco dorado.

Hace unos años, antes de la pandemia, mi madre me lo mandó por paquetería, por eso ahora ya no está en la vitrina de mi abuela, la tengo yo, protegida del polvo, siempre presente y haciéndome viajar cuando lo necesito.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Lloré de emoción al sentir tu admiración y amor por esa parte de mi ser que, ahora, está dormida! Gracias.hijo!❤️