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Pintando las portadas de Tequio y Zomalli
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Puedo recordar a la poesía en lo más lejano de mi memoria, junto a los boleros, el piano de casa y el desayuno. Mi abuelo materno recitando "El brindis del bohemio" entre sorbos al jugo de naranja y mordiscos a la concha mojada en el café. O mi madre recordando los versos de "Reír llorando (Garrick)" y yo impresionado con esa triste historia de payasos. Mi abuela materna con su eterna nostalgia de Escuinapa (donde nació) rememorando el poema que le escribió. Más tarde siendo adolescente, casi puedo volver a estar, en aquellas reuniones que mi padre y sus colegas hacían en casa de Judith, para escribir poesías, dibujar y editar revistas y fanzines, me resultaba irreverente, rebelde, antisistema. Tallerear poemas con ellos, ver las palabras que sobran, buscar las palabras precisas, los puntos, las comas, los saltos de línea. Todo decía, todo hablaba, la poesía me resultaba (resulta) muy poderosa.
Por eso quería hacer unos poemarios colectivos ilustrados, para seguir viviendo en la poesía. Pero como dice Silvio, con "compañerxs poetas". La poesía como la he vivido ha sido en colectivo, en horizontal, y siempre la he percibido como subversiva.
Fue así que se fueron perfilando los nuevos libros de Tazalunarbooks: Tequio y Zomalli.
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Los dos libros en un solo tomo con sus marcapáginas respectivos
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Los nombres de Tequio y Zomalli son palabras en náhuatl, que las encontré poco a poco, lo que sucede cuando no buscas. Tequio la leí en un libro de Laura Esquivel, y Zomalli tiempo después intentando buscar la contraparte de la primera. En esta nota del Diario de Arousa, explico algunas cosas más. Y en el blog de Marthazul puedes ver lo bien que lo cuenta ella.
Además de pintar las portadas que representan una milpa (sistema agrario milenario) que me parece van muy acorde con el "tequio" y con "zomallí", hice los marcapáginas: un maíz y un machete, también en sintonía con el significado de cada una de las palabras elegidas para los títulos.
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Pintando el machete del marcapáginas de Zomalli
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El machete lo hice dedicado a mi estimado y querido Yamil Pérez, que murió en diciembre de 2023. Él llevaba siempre uno en su coche, lo usaba para cortar frutas de los árboles al lado de las carreteras, pues viajaba mucho recorriendo la geografía nayarita, revisando y restaurando los monumentos históricos.
También diseñé unas postales, con imágenes e historias de Abya Yala que he ido conociendo poco a poco y que son significativas para mí.
Son dos poemarios ilustrados en un mismo tomo. Por un lado es uno y, al darle la vuelta y girarlo, es otro. Si los quieres, más los marcapáginas, postales y láminas, puedes hacerte mecenas en el siguiente enlace de Verkami. ¡Gracias!