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Mi abuela caminando con su andadera, febrero del 2022. |
Mi abuela Coco Mamá cumple hoy 2 de abril, 96 años. Es el ser humano más longevo que conozco. Ella no le tiene miedo a la muerte, la espera paciente, y sabe que mientras llega, hay tiempo para comerse un rico pastel de chocolate, pintarse los labios y tararear boleros.
Gracias a ella, sé dividir, ir a comprar a la tienda de la esquina, escoger algunas frutas y verduras, dar "las gracias" y saludar con un "buenos días", recordar no mentir. Ver un perro muerto y pensar en su hermosa dentadura. Respetar a los que creen en Dios, respetar a los que no creen en dios.
Cuidar que las plantas tengan agua, que el suelo esté barrido y que siempre es bueno tener una olla de frijoles para ofrecer a quién llegue.
Gracias a ella, tenía... porque ya olvidé una serie de recursos de santos y santas para encomendarme, como san Judas Tadeo para los casos desesperado, otro santo (del que no recuerdo su nombre) para hacerme invisible ante el peligro o estar pendiente del Angelus al medio día.
Al saludar, te mira a los ojos, sonríe y de inmediato te santigua. Al irte, se despide con un beso al aire y te santigua.
Antes cuando podía caminar sin andadera, te llevaba frente al sagrado corazón de Jesús de la escalera, te daba la bendición y pedía para que te "fueras con bien"...
Le gusta sentarse en la cabecera de la mesa, con sus mútliples librillos de oraciones, vidas de santos y santas, o de otros temas, unas halls, galletas óreo, un rico café con leche, una servilleta doblada múltiples veces, el estuche de sus lentes, los lentes y un vaso con agua. Siempre pendiente del viento que mueve las hojas de las plantas.
Cuando le dices "te quiero", ella te responde "yo más".
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