Volver a empezar las veces que haga falta; 19 x 24 cm. Augusto Metztli, 2019. (VEINTE de la serie Tlakati - Proyecto 38 y cuesta 57€).
Hace tiempo le escuché a Mujica decir que “Se puede arrancar y empezar de nuevo, una y mil veces”. Es una idea que ya me resultaba familiar. Mis abuelos maternos se mudaron de casa más de 30 veces, vivieron prácticamente en todos los Estados de la República Mexicana, por lo que muchos papeles importantes se fueron perdiendo por el camino, entre ellos los certificados de estudios de mi madre.
Por eso cuando mi mamá quería retomar los estudios y comenzar una licenciatura yo tenía 12 ó 13 años, ella trabajaba todo el día y no tenía ningún papel oficial que demostrara que tenía la primaria. No sé por qué razón era más fácil hacer unos exámenes globales de primaria que buscar los papeles originales. Por las mañanas, a las 6:00hrs que me levantaba para ponerme el uniforme de la secundaria y desayunar, ella ya llevaba un rato sentada en la mesa estudiando y preparando su examen global de primaria. Parecía sencillo pero no lo fue, eran muchos conocimientos que había que refrescar en muy poco tiempo.
Lo consiguió y después continuó con el de la secundaria, ese fue aún más difícil, tardó más de medio año en hacerlo. Me imagino las madrugadas oscuras, todos los edificios con las luces apagadas y el nuestro, el único con la luz encendida del salón, porque ahí había una persona que contra todo pronóstico de edad, de vida y de lógica, estaba intentando hacer aquello que dejó pendiente y le apetecía hacer.
Más de dos décadas después, vi desde Galicia, en streaming en la web de su universidad, el momento en que le daban a mi mamá su título de Licenciada en Administración. Le acompañaba mi abuela, de repente se puso de pie, le pidió permiso a los decanos para decir unas palabras y se puso a repartir bendiciones y encomendaciones a dios para todos ellos.
...arrancar y empezar de nuevo, una y mil veces, dice Mujica.
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