Todo comenzó con el encargo de dos tazas. La idea era regalarle a un afortunado cumpleañero unas tazas especiales, algo original y que conjugara sus dos pasiones: El café y la foto.
Mi idea fue hacer un cafeto habitado y a él mismo sobrevolándolo.
Donde habitamos siempre hay un sofá rojo, una lámpara y muchos utensilios de cocina apilados...
Y escaleras...
El cafeto era un cafeto especial porque al comer sus frutos podías volar...
Así quedaron las dos tazas
Y así quedaron las dos ilustraciones.
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