30 jun 2010

Bañista en el mar

Tinta de chopo con tinta china sobre papel

Cuando comienza el verano se nota el cambio casi instantáneo de: el aire, frío y lluvia un día sí y el otro también, al calor que hace reverberar el piso y llenar como de una densa capa el ambiente. Me parece que estas tierras son dos diferentes. De usar chaquetones inmensos, botas, paraguas a la brevedad de pantalones cortos y una camisa de tirantes de un momento a otro. De pasar el mayor tiempo en lugares cubiertos, preferir alimentos calientes y cargar en todo momento un paraguas, a hacer vida en el exterior, comer cosas frescas y buscar el agua en todas sus presentaciones, ya sea mar, lago, fuente o lo que sea que pueda refrescar.

Las fiestas comienzan al unísono en toda España, y dicen que en particular en Galicia, se puede asistir a una fiesta diferente cada día de aquí hasta octubre.

La vida laboral, periódicos, programas de televisión, oficinas de gobierno, empresas privadas, bajan de intensida. La gente en general se nota relajada. Se convierte en noticia los grados centígrados que hacen en tal o cual lugar, el destino que eligen la princesa Leticia para veranear, o al que va Zapatero (bastante machacado estos últimos meses).

Las giras de todos los artistas de moda las hacen en verano y entre ellos se pelean por poner una canción, de preferencia la que tenga la letra más tonta pero más contagiosa, para que se gane el prestigiado título de "canción del verano".

La cacería de famosas haciendo topless para publicarlas en las prestigiosísimas revistas y programas de televisión del corazón.

Sudamos mucho, buscamos la sombra, bebemos mucha agua, el mar llama. En esta tierra que parece dos diferentes, donde nunca me imaginé pasar estos calores, y eso que vengo de un país donde hace calor.

Acostumbrado a apenas notar el cambio de estación, ya que en México en ocasiones se confunde con la primavera y el otoño. Me sorprende decir: llegó el verano y los bañistas.

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