Pero lo que se ha dado a conocer últimamente en todos los medios, es escandalosamente triste y desafortunado, que cientos de sacerdotes por todo el mundo están involucrados en actos de pederastia, continuados a lo largo de años, y algunos de ellos han incurrido en esta actividad con más de 200 niños entre sus victimas: es sencillamente infame. La mayoría no ha pagado condena penal por sus actos, y muchos de ellos siguen por ahí adoctrinando niños con apenas una llamada de atención de la Santa Madre Iglesia o un cambió de país o de ciudad.
El Papa hasta hace poco sólo llamó la atención a la Iglesía irlandesa, guardó silencio sobre los casos de Holanda, España, México y lo más grave Alemania, lugar donde está involucrado hasta la nariz en haber omitido y no haber sido contundente con los violadores de los que estaba a cargo.
Los representantes de la iglesia tanto en México y ahora veo que también aquí en España, siempre tienen algo que declarar sobre cualquier cuestión social o política, han dicho cosas tan perversas o estúpidas según se mire, como por ejemplo: es más tragedia la falta de fe del pueblo español que el terremoto en Haití. Lo que me sorprende es el silencio, todo lo que dicen es para ocultar responsabilidades, es decir, la iglesia en sus declaraciones sobre asuntos que debe regular, condenar y denunciar a los criminales ocultos en hábitos de sacerdotes, no es contundente ni condenatoria, como sí lo puede ser con la gente y los gobiernos que despenalizan el aborto o que legislan el matrimonio entre gente del mismo género.
Como en la Pantera Rosa cuando hacía algún destrozo o ensuciaba algo, el polvo y la basura la ocultaba bajo la alfombra, para que nadie se diera cuenta.
Por eso dibujo al papa Benedicto XVI con los ojos vendados y amordazado, por su silencio y su falta de visión, por poner bajo cuidado a la Iglesia que representa en lugar de cuidar a las pequeñas almas de los niños que se inician en el catolicismo, por creer que es más importante callar los escándalos, y por ser discreto sin denunciar, encarcelar ni enjuiciar a los criminales que bajo las faldas de la iglesia delinquen todo lo que se les da la gana.
Notas sobre el tema en el País
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