15 feb 2010

Ángel de una sola línea (dos años entre gallegos)

Estos tres dibujos los hice una tarde- noche del año pasado antes de cenar, los hice así nada más porque tenía ganas de dibujar.


Ángel de una sola línea


Paseo juntos por la playa


La luna en su sueño tropical



Hoy hace dos años que aterricé en Madrid. Días después viajamos en bus hasta Vilagarcia de Arousa. El primer lugar que vi de esta ciudad fue el café de Bella Arousa, me sorprendió que cuando pides café te sirven un taza pequeña y a medias, por eso siempre lo pido con leche, para que me llenen la taza.

Ha sido maravilloso estar aquí, pero sobre todo el motivo. He aprendido un montón de cosas, pero creo que me han ayudado más, las cosas que he desaprendido.

Llegué con la idea de iniciar mi estancia aquí con tres proyectos, el primero fue algo que se llamó versos errantes de Amado Nervo que lo terminamos como estaba planeado y que consistía en escribir versos del poeta, sobre toda clases de superficies y en distintas ciudades, el segundo era presentar la revista Casiopea en el auditorio de aquí, también lo conseguimos pero pasó sin pena ni gloria, jajaja. El tercero fue hacer una libreta con treinta dibujos a manera de diario de viaje. La terminé a tiempo y se la mandé a sus dueños.


Trabajamos mucho desde el principio y con mucha ilusión, pero como todas las historias de emigrantes comienzan a enredarse un poco, es decir, había tres tropezones por un paso bien dado. Pero como dice mi abuela Meche, hablando y queriéndose mucho se arreglan las cosas o se superan.

Agradezco un montón de cosas que me ha dado la tierra nueva. Disfruto mucho del amanecer, de los paisajes en movimiento cuando viajo en tren, del inesperado aroma a mar, algas y sal que de repente te sorprende a la vuelta de alguna calle, disfruto mucho de decir -vamos pa casiña- que no es lo mismo que -vamos para casa-, me gusta ver los paraguas desde arriba, me gustan los patos del río del Con, me encantan las palabras en gallego pero las disfruto más en boca de los viejos. Descubrí que existe la "morriña" y me gusta porque en un sola palabra expresa el sentimiento de frases como "que digan que estoy dormido si muero lejos de ti..."

Pero lo que más agradezco es todo lo que debió de suceder para que yo pueda sentarme en la tarde - noche, en una mesa pequeñita de nuestro pequeño piso, frente a una bellísima cocinera haciendo una deliciosa cena medio mestiza, con el pedazo de mar de fondo (que se puede ver entre los edificios) y tener mis lapices de color, los marcadores, el lápiz, los rotuladores de tinta china y las hojas de papel y simplemente dibujar y dibujar. Y decir al terminar ¡mira lo que hice! ¿te gusta?








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