8 mar 2022

Quetzalcóatl entre tortillas


Mural "Quetzalcóatl entre tortillas", 1 x 4 metros, acrílico sobre tela, en Taquería Chac Mool en Cascais Portugal 2021

Acércate a un puñado de tortillas de maíz, verás cinco tortillas apiladas, recién hechas, onduladas por el calor. Esa es la estructura del Quetzalcóatl, esas tortillas serpenteantes. Son cinco franjas porque ese número es especial en la cosmogonía de la cultura Anahuaca.

Cada pliegue cuenta la vida de Quetzalcoátl. La primera línea es el cielo, al amanecer, al atardecer y al ocaso. Venus en la oscuridad es Xolótl, al amanecer es Quetzalcóatl. Son las dos versiones del mismo dios. Cada uno con sus características.

La segunda, narra el encuentro del dios con un conejo, al que le cuenta que tiene mucha hambre, así que el conejo le invita a comer hierba. El dios le dice que no la come, así que el conejo se ofrece a sí mismo, haciendo la apreciación de que es poca carne pero algo le alimentará. Quetzalcóatl conmovido le agradece y lo dibuja en la superficie lunar para recordarle para la eternidad. Por eso en la luna se puede ver un conejo de perfil.

El tercer nivel, representa los conocimientos científicos, sociales, artísticos y de humanidades que el dios compartió con la gente que habita el mundo.

El cuarto, cuenta la historia de cómo el dios se convierte en hormiga, para robar el maíz del hormiguero y compartir la semilla y los secretos para cultivar el maíz con la humanidad.

La parte inferior, es decir el quinto nivel, es el mar. Por donde se va y por donde promete volver. La historia de Quetzalcóatl termina en tragedia, decepcionado de sí mismo, por actos brutales que cometió estando borracho, decide irse...

Por eso cuando los españoles llegaron, por lo que ahora es el “Golfo de México”, muchos pensaron que se trataba de Quetzalcóatl cumpliendo su promesa de volver.

La cabeza con forma de serpiente se encuentra en el cuarto nivel y la cola con plumas de quetzal en el segundo nivel.

Las líneas que forman el cuerpo de la serpiente contienen todos los colores del arcoiris, cada una de las curvas que lo forman se proyectan en cada nivel, simbolizando el perfecto equilibrio de la naturaleza y del universo, y entre niveles y mundos, por eso hay un colibrí, el comunicador.

Mi intención fue hacer una reinterpretación de la forma del Quetzalcóatl, prescindiendo de sus ondeantes curvas de un principio y fin definidos, de verlo contenido en un solo plano.

 




 

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