24 jul 2019

El café de Naku - TREINTAIDÓS


El café de Naku; 19 x 24 cm. Augusto Metztli, 2019. (TREINTAIDÓS de la serie Tlakati - Proyecto 38 y cuesta 69€).


En 1.997 me mudé a Puebla, entonces ya tenía un puñado de pinturas y poemas. Me inscribieron en la escuela de pintura municipal. Mi profesora era una pintora joven, enigmática y muy talentosa, se llama Aixa (la he googleado y no consigo encontrarla). Gracias a ella seguí pintando y aprendiendo.

"El Café de las Capuchinas" estaba a la vuelta de la escuela de pintura, era un sitio especial, estaba en la calle 9 oriente, ahora es un hotel. Era lo que se llama o llamaban un café cultural, donde había conciertos, exposiciones, recitales o proyecciones de películas.

Mi padre me presentó a Naku, la dueña del lugar, no recuerdo como surgió la idea, pero le propusimos exponer, editar un pequeño poemario y que el día de la inauguración leyera algunos poemas. Fue en noviembre y se llamó "El principio" (el nombre nos lo pudimos currar un poco más). Esa noche fue muy significativa para mí.

Días después volví al café, era la hora de comer, y pedí el menú del día, bebí café y al terminar le pedí la cuenta a Naku, pero ella me dijo una de las frases más bonitas que me han dicho: "Has expuesto aquí, ahora eres artista de la casa, y los artistas de la casa no pagan, de ahora en adelante puedes venir cuando quieras a comer y a beber café."

Naku me dio café y comida todas las veces que fui. Fue mi primera mecenas (fuera de mi familia), fue muy generosa conmigo en todos los ámbitos, me enseñaba música, le gustaba el jazz, el blues, y la trova, me presentó a otrxs artistas que expusieron en su local, me invitaba a ver películas chulas que proyectaba por las tardes. Ahí vi "El quinto elemento". Incluso me enseñó algo del incipiente internet.

No recuerdo con precisión a qué se dedicaba Naku además de ser una gran hostelera.




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