El guayabo radical; 16 x 24 cm. Augusto Metztli, 2018. (CINCO de la serie Tlakati - proyecto 38 y cuesta 42€).
Yo nací en la ciudad de México. Nos mudamos a la ciudad de Guadalajara cuando tenía cinco años, habitamos la casa de mi abuela y de mi abuelo (maternos). En ese barrio, las casas tenían un pequeño jardín en la fachada y otro pequeñito en la acera. Ahí crecía un guayabo, en ese entonces había guayabos por todas partes.
Era una escena común, pasear por la calle y cortar una fruta y comerla al andar.
Todo crecía en la casa de mis abuelxs, crecía yo, crecía el guayabo.
La primera vez que dio frutos, le fueron arrancados todos por los niñxs y gente del barrio.
La siguiente vez que debía dar frutos, no lo hizo, y la siguiente tampoco, nunca más volvió a darlos. Cuando le preguntaba a mi abuela por qué el guayabo ya no daba guayabas, ella me decía que era de tristeza.
Ahora con el tiempo, creo que no era tristeza lo que le pasaba al guayabo, o sí, pero su reacción fue "radical", no le gustó la manera en que le arrancaron sus frutos y decidió no volver a darlos.
Le agradezco su sombra, su figura, sus sonidos, sus colores, su coherencia y ayudarme a entender la palabra "radical".
Muchos años después lo cortaron, no sé con precisión el por qué y el cuándo. Ahora ya no está, pero a menudo lo recuerdo. Ya no es "El guayabo triste" para mí es "El guayabo radical".
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