El río del Con es misterioso y emocionante. Atraviesa el pueblo con dignidad, y es el hilo vibrante que llena de melodías al pueblo, como una cuerda de guitarra eléctrica.
Hay días en los que puedes ver a una bellísima y joven pareja haciendo el amor, o una carrera de carritos del supermercado flotando. Hay peces pequeños, peces gigantes, patos de todos los colores. Alcaldes mirones, políticxs ineptos, socialistas vendidos por un sueldo.
En ocasiones hay basura, o fluidos extraños de fábricas cercanas. Hay días en que es cristalino, y puedes ver hasta la más pequeña piedra del fondo.
Antes había muchos reflejos de árboles, ahora no, porque como siempre, se acuerdan de ellos cuando están enfermos, o a punto de caer, y lo solucionan cortándolos.
El río del Con es impredecible, y desde hace meses tiene nuevos habitantes: cormoranes y garzas enormes, graciosas y libres.
Yo sigo a la espera de que llegue La ballena.
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La garza, la mujer y la ballena. Acrílico sobre madera, 30 x 30cm. Augusto Metztli, invierno del 2015.
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