Hace unos años, aquí en Galicia, no era sencillo conseguir aguacates, mucho menos aguacates autóctonos. Pero poco a poco, ya es un fruto habitual de los supermercados y de las fruterías. También cada vez más gente tiene en su huerta algún árbol de aguacates que dan frutos sabrosos, a pesar del frío y la lluvia.
Pero que haya aguacates es una cosa y que se incorporen a la dieta de lxs gallegxs es otra. Resulta que aquí y ahora el guacamole es muy popular, hay un furor por el guacamole, niñxs y adultos por igual, les resulta sabroso y divertido comerlo. Y no solo en Galicia, en el resto de España ya lo han incorporado como acompañante, protagonista y objeto de deseo.
Es gracioso cómo un fruto que significa testículo en náhuatl, se ha popularizado hasta este punto y en un tiempo récord.
Por todo esto pinté la invasión de los aguacates, una pequeña revancha de los dioses aztecas.
La invasión de los aguacates, acrílico sobre tela, 20 x 20cm, primavera del 2015
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