8 jul 2010

Vientos huracanados de cambio

Tinta de chopo con tinta china sobre papel

Julio es mes de elecciones en México, y generalmente en julio también comienza la temporada de huracanes. Los mexicanos estamos acostumbrados a eso. A la lluvia intensa momentánea, a que de un momento a otro caminando por la calle se caiga el cielo a cántaros de agua, buscar cualquier sitio donde guarecerse, esperar unos minutos y continuar andando por la calle mojada y nuevamente el sol radiante, es así como llueve en México, de repente y mucho, pero poco tiempo.

La gente que vive en zonas asoladas por los huracanes sabe qué hacer, sabe abastecerse de comida, asegurar las ventanas y puertas, proteger sus pertenencias de las posibles inundaciones, conocen todo el protocolo de actuación para este tipo de contingencias.

También ahora y desde siempre, hemos sabido convivir con el narcotráfico, todos tenemos o tuvimos algún primo, tío, compañero de la escuela o amigo cercano que su padre o su familia había hecho fortuna de vender y distribuir drogas, muchas fiestas de los pueblos, comuniones, graduaciones y cantidad de eventos sociales son financiados con el dinero del narco, como también reformas en las iglesias de las parroquias, comilonas de fin curso. Puestos de trabajo en empresas privadas, y puestos de trabajo en el gobierno, están repartidas por los pequeños, medianos y grandes narcotraficantes.

Hace tiempo que también confiamos en que emitir nuestro voto tiene como resultado que el candidato que obtiene mayoría es el que nos representará, esto parece obvio, pero antes no era así, antes votaban los muertos, desaparecían los votos de los vivos, y ganaba siempre el candidato del mismo partido, o en su defecto, moría en algún accidente la principal competencia de dicho candidato.

No hace mucho eran así las cosas. Pero ahora, los huracanes vienen uno detrás de otro, son más fuertes y duran más, las letras del abecedario hay años que ya no alcanzan para nombrar a todos. Los candidatos que representarán al pueblo, ahora hay que elegirlos en base al que tiene menos grabaciones, fotos o vídeos difamatorios (reales, actuados o photoshopeados), el que mejor baila el meneaito en un mitin, el que reparte las mejores tortas de jamón o la mayor cantidad de sacos de cemento, o el que tenemos más cerca y nos puede dar trabajo en el gobierno, así nada más, sin opositar, ni concursar o examinarnos. Y en otras ocasiones se elige al que tiene mejores propuestas, mejor equipo de trabajo o mejor currículum, hay de todo. Con la diferencia desde luego es que el que tenga mayoría será el que gane, no como antes.

Ahora, aunque sabemos que es tiempo de huracanes, que es tiempo de elecciones y que como siempre el narcotráfico aporta un buen porcentaje del PIB nacional, no parecen ni las mismas lluvias que antes, ni los mismos candidatos, ni la misma narcoética por llamarla de alguna forma.

Parece que al igual que los huracanes, la violencia, la política, y el negocio de la droga
viene uno detrás de otro, son más fuertes y duran más. Lo mismo pero más revuelto.

Supongo que nos acostumbraremos. Como siempre.

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