Cuando leí que pensaban penalizar en Arizona a los migrantes indocumentados, me recordó a las medidas que tomó Italia el año pasado, sólo que ahí, hay además patrullas ciudadanas caza inmigrantes ilegales. Al parecer es una medida que todo indica se extenderá en Europa y en Estados Unidos, como leí en algún momento, las posiciones extremas ya sea a la derecha o la izquierda suelen radicalizarse aún más en tiempos de crisis, pero ese no es el problema sino que se legisle y se aprueben leyes con contenido radical.
No me imagino lo que es sentir el delirio de persecución al tener tatuado en nuestras facciones la ilegalidad, el ser un humano indeseable, ser tipificado como un posible criminal por mi estatura, tono de piel y la manera de tener el bigote, mejor conocida como nuestra “cara de nopal”, o por pronunciar de tal o cual manera ciertas palabras que nos delatan. Lamentablemente hay una buena parte de la población de Arizona que vivirá como dicen en México “con el Jesús en la boca”.
Es desafortunado que los ciudadanos de ciertas zonas apoyen a sus gobiernos con iniciativas de ley xenófobas, y es curioso porque generalmente esas zonas están habitadas por ciudadanos que en su mayoría descienden de emigrantes, de conquistadores o de invasores “a la mala”, pero el disgusto social siempre encuentra caminos de este tipo para encauzarse. Aunque el gobierno mexicano ha mostrado su total desaprobación a la “ley Arizona” y se ha encargado de dejar claro que la combatirá con todos los medios diplomáticos al alcance. Siempre es bueno no dejar de mirar hacia la propia casa, México es de los países con más trabas burocráticas para establecerse como residente legal siendo extranjero. Si quieres estudiar en México o casarte debes de pagar cantidades de dinero muy altas o hacer trámites absurdos. O por ejemplo la inseguridad y el asedio de las mafias que viven los inmigrantes que recorren cientos de kilómetros desde el sur de México hasta las ciudades fronterizas del norte sobre trenes de mercancía, con más protección que la que se puedan dar ellos mismos y algunos albergues religiosos o de ongs. Esto y muchas cosas más que tiene pendientes el gobierno mexicano en temas de migración, ya que las remesas de los emigrantes son ingresos muy útiles para el país.
Como dicen aquí, yo tengo cara “de por allá” y la mayoría de las veces me ha traído más satisfacciones que disgustos, porque aquí nosotros los mexicanos les caemos en gracia, nos respetan y sienten un cariño llamémosle intuitivo o heredado por México, bueno con sus desagradables excepciones.
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