Es rara la ocasión de tener por escrito lo que el dueño de un cuadro piensa y siente al verlo, creo que con esto queda registro de la función del arte y se cierra el ciclo de este cuadro:
Vibro con la Sacerdotisa en su quietud, en su sonrisa apenas esbozada, en el color de su túnica, en los brazos que no hacen, que no buscan... toda ella ofreciendo el espacio para la acción... sin ella actuar. Vibro con la vida que se piensa y se crea en torno suyo, con su invitación a plasmar en su pergamino casi en blanco los dictados profundos del Ser, que es uno solo y al que tocamos en la intuición.
Vibro con la Sacerdotisa en su quietud, en su sonrisa apenas esbozada, en el color de su túnica, en los brazos que no hacen, que no buscan... toda ella ofreciendo el espacio para la acción... sin ella actuar. Vibro con la vida que se piensa y se crea en torno suyo, con su invitación a plasmar en su pergamino casi en blanco los dictados profundos del Ser, que es uno solo y al que tocamos en la intuición.
Gracias por Ella,
Patricia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario