24 mar 2023

Un mar como una casa

Un mar como una casa, acrílico sobre lienzo, 16 x 22 cm. Dedicado a Marthazul. Verano del 2022. Y su precio es de 85€

Me apetecía mucho organizar una exposición de arte postal, había participado en algunas en Cuba, Kuala Lumpur y más sitios. Lo que hacía era juntarnos varias artistas y mandar todos nuestros trabajos juntos, para así ahorrar en correos. Le empecé a dar forma, pedí apoyos de instituciones y salió adelante. Era el año 2007, en ese entonces todo se gestionaba distinto a cómo se haría ahora, la convocatoria fue por medio del email, del entrañable messenger de hotmail y también hubo gente que en sus blogs le dieron difusión, fue una especie de boca a boca digital. Se llamó "Artistas corresponsales en tiempos de...", el nombre me lo sugirió mi amigo Gabriel Torsán. La muestra fue en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas de la ciudad de Guadalajara y patrocinada por el periódico el Informador. Recibí cientos de obras de decenas de artistas de todo el mundo. Entre ellas, dos de una artista española que firmaba como "Marthazul".

Las obras que mandó eran unas fotos de su ciudad (Vilagarcía de Arousa) intervenidas con pelos de color azul. Era un trabajo de lo más peculiar, poderoso e imposible que no llamara la atención... Un año después caminaríamos juntas por esos paisajes urbanos de Vilagarcía.

Compartir la vida, el día a día con una colega de profesión se convierte en una escuela, en una reflexión constante. Porque sin hablar de pintura, hay pintura. Sin mencionar los colores, las formas, las emociones, los proyectos, las ideas, están ahí todo el tiempo, porque el estudio siempre es hogar, el caballete es un árbol y los cientos de cuadros colgados en las paredes son refugio.

Pintar es de mis actividades favoritas de la vida, pero eso no significa que quiera hacerlo en todo momento, disfruto pintar en mi mente, y eso también lo hace Marthazul, así que muchas veces hablamos de lo que se ve y de lo que todavía no se ve. Es conmovedor ser testigo de cómo ella empieza una idea en su cabeza, si es a partir de una canción, a veces es probable que hayamos coincidido en el tiempo cuando la escuchó, o cuando me habló de aquellas líneas del libro que leyó y con las que comenzó un boceto, o aquella injusticia que vivió y que comienza a pintar con digna rabia.

He aprendido a pintar con Marthazul, gracias a ella he mejorado mi técnica, y he ido descifrando mi camino como pintor profesional. La pintura ha sido mi salvación emocional, me ha alimentado, vestido y cobijado siendo inmigrante, ha sido mi sustento y ha hecho mis días luminosos. 

Ver como Marthazul ejerce el oficio de pintora, con técnica, frescura, desde la rebeldía, en el feminismo, con el mundo natural como protagonista y con valentía; me ha inspirado y me ha dado el valor de hacerlo también. Con ella he aprendido a decir NO o Sí con todas sus consecuencias y compromisos. Viéndola trabajar he re-aprendido a hacerlo. Hemos pintado decenas de murales juntas, muchos cuadros a dos manos, intervenciones, performances, libros, discos, obra gráfica, talleres, cursos, clases y muchas cosas más. Así que la retroalimentación ha sido brutal. Me ha influenciado mucho, muchísimo, pero caminar juntas no significa hacerlo sobre las mismas huellas. Es como un paseo por el monte, a veces es el mismo carreiro, pero las hojas, los árboles, los bichitos y las flores qué y cómo las vemos es muy íntimo y personal.

Nunca pensé que un cuadro se podría pintar durante años, que se podría dejar reposar y al hacerlo, es como pintarlo porque así poco a poco se va tejiendo lo que seguirá. Así es, los cuadros también reposan, cambian e incluso mueren.

Fue emocionante y conmovedor verla pintar a contrarreloj el cuadro para su moribundo padre, para que él lo viera antes de morir. Horas y horas pintando con fuerza, con enorme vitalidad mezclada con tristeza, para despedir a alguien que amas. Eso es la pintura.

"Un mar como una casa" lo hice para no olvidar que pintando se hace un hogar. Por eso al mágico pentágono le abraza el mar, y a su vez abraza a una estrella. Hay fuego como en los refugios primitivos, un carballito que fue conejo y que como la pintura de Marthazul re- revolucionaron mi vida. Con el barquito de papel siempre presente y los aviones de papel que van de un lado a otro del Atlántico.

Después de recibir aquellos trabajos de Marthazul, para la expo de arte postal, vi su blog, en el que aún sigue posteando y vi sus cuadros, también en su myspace. Y siempre me gustaron sus mares, hay uno en el que puedes ver las pequeñas olas de la ría moverse, puedes escuchar su tímido sonido, ver a las algas mecerse al compás y después enredarse en la arena. Por eso siento que el mar es como una casa.





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