Rita y Roque se conocían de siempre, se sabían de siempre.
A veces parecían nubes, se agrupaban como nubes o viajaban de un lado a otro como cruzando el cielo, se evaporaban y llovían.
Las tortugas se cansan, que el caparazón les pesa mucho, como a todos y todas.
Volaban nadando y miraban como si fueran viejas, porque las tortugas siempre son viejas.
Las tortugas son muy de sus ideas, por eso Rita y Roque ya no quisieron llegar a su séptimo verano. En verano llegaron, en verano se fueron.
Rita era la de las iniciativas y Roque no podía estar sin Rita.
Las tortugas viajan solas, para encontrarse con sus pares, como siempre...
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