Tito Porto es el nombre de un pintor veterano, lo conocimos el día que Marta y yo montábamos nuestra exposición en Galería Jadeco, llevó un par de cuadros porque el expondría ahí pero dos meses después, así que coincidimos y comenzó a platicarnos historias así como lo hace la gente mayor.
Expuso el 7 de julio de este año, el mismo día en que cumplía 87 años, previo a la exposición decía que no llegaría a la fecha y en los titulares del periódico aprece "penúltima exposición de Tito Porto", aunque realmente es la última. Expone más de noventa piezas en todo tipo de formatos y soportes, cuenta historia de su vida y de la vida que vio de y desde su Galicia querida.
Últimamente he pensado mucho en él, porque me conmovió que a pesar de su edad y su evidente caminar despacio y cansancio de años, conserva la imaginación, el espíritu y la vitalidad con el pincel aun intactas. Cuenta que pintó desde pequeño, pero que el trabajo y lo complicado de los tiempo que vivió en este país lo llevaron por otros rumbos diferentes a la pintura, pero el siempre pintaba, después del trabajo, en su tiempo libre y ahora de jubilado tiempo completo.
A su esposa que es más joven que el no le gusta su pintura y a uno de sus mejores amigos tampoco, dicen que son trapalladas y porquerías, pero al resto de sus amigos (que son todos viejitos les encanta lo que hace) Tito pinta lo que sueña, lo que le da su gana y como le da su gana, es espontáneo, cubista metafísico y un chingonazo.
Me recordó mucho a Torreblanca mi primer maestro de pintura de una sola clase, a ambos se les ve en la mirada que saben lo que dicen, saben lo que pintan y saben que estarán poco en este mundo y por eso están llenos de vida.
Les comparto algunas fotos de su expo, la firma del pintor y una de muchas notas del periódico que le hicieron.
Expuso el 7 de julio de este año, el mismo día en que cumplía 87 años, previo a la exposición decía que no llegaría a la fecha y en los titulares del periódico aprece "penúltima exposición de Tito Porto", aunque realmente es la última. Expone más de noventa piezas en todo tipo de formatos y soportes, cuenta historia de su vida y de la vida que vio de y desde su Galicia querida.
Últimamente he pensado mucho en él, porque me conmovió que a pesar de su edad y su evidente caminar despacio y cansancio de años, conserva la imaginación, el espíritu y la vitalidad con el pincel aun intactas. Cuenta que pintó desde pequeño, pero que el trabajo y lo complicado de los tiempo que vivió en este país lo llevaron por otros rumbos diferentes a la pintura, pero el siempre pintaba, después del trabajo, en su tiempo libre y ahora de jubilado tiempo completo.
A su esposa que es más joven que el no le gusta su pintura y a uno de sus mejores amigos tampoco, dicen que son trapalladas y porquerías, pero al resto de sus amigos (que son todos viejitos les encanta lo que hace) Tito pinta lo que sueña, lo que le da su gana y como le da su gana, es espontáneo, cubista metafísico y un chingonazo.
Me recordó mucho a Torreblanca mi primer maestro de pintura de una sola clase, a ambos se les ve en la mirada que saben lo que dicen, saben lo que pintan y saben que estarán poco en este mundo y por eso están llenos de vida.
Les comparto algunas fotos de su expo, la firma del pintor y una de muchas notas del periódico que le hicieron.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario