6 oct 2024
Hits de los 80s
24 abr 2024
Bebeleche de jacaranda
Bebeleche de jacaranda, acrílico sobre tela, primavera de 2022 |
Hace un par de años al volver de México terminé un pequeño diario de viaje, lo titulé "Del cielo al lodo", era la segunda vez que intentaba algo así, el primero lo hice hace 16 años con dibujos a lápiz de mis primeros meses aquí en Galicia.
Para mí era muy especial ese viaje porque habíamos vivido una pandemia, mi abuela paterna acababa de morir y viajar me parecía un sueño, algo irreal después de todo lo que había pasado.
Con lo que escribí y dibujé en mi diario de viaje, hice una pintura de pequeño formato.
El bebeleche (la rayuela) me recuerda a los juegos que dibujábamos sobre el suelo de los condominios de la Narvarte en Ciudad de México; desde la parte más alta del hotel Fontán (también muy especial para mí) y donde intento pasar aunque sea una noches siempre que voy, casi se pueden ver. El paso de cebra es el que va de la Librería Gandhi de Bellas Artes a la Torre Latinoamericana, el azulejo es de la Casa de los Azulejos, desde hace años un Sanborns, donde se desayuna muy rico.
Por la ventana se cuela un nopal, es el del jardín del Carmen en Puebla, es enorme y precioso. Y fue el que vi al salir de la misa de cumple mes, de haber muerto mi abuela paterna.
En simetría a la ventana pero a la inversa hay un intento de cambiar el color del muro pintándolo de azul, porque la pintura original ya está desgastada del paso de los años.
Coronando los tres planos, una flor de jacaranda, porque año tras año y kilómetro tras kilómetro se va convirtiendo en una de las flores más significativas y especiales para mí.
Los tres planos son dos muros y un techo, un hogar que protege, acoge y cuida. El color de la pared es de los favoritos de mi madre.
Y el bebeleche es quién une y abraza a todos los elementos haciendo una cruz católica. Como las que se ponen en los cabeceros y que mi abuela materna siempre recomendaba colgar.
Azulejo del Sanborns de la Casa de los Azulejos | |
Capa de pintura de color azul sobre la pared del hogar |
El nopal de la Plaza del Carmen en Puebla, colándose por la ventana. |
Flor de jacaranda de la Alameda de Ciudad de México. |
Cruce de peatones entre Bellas Artes y la Torre Latinoamericana |
2 abr 2024
Las palabras no se recogen
Mi abuela materna me cuidó desde que era niño y me compartió muchos de sus saberes, costumbres y hábitos. Siempre llevo en mi mente las frases que me decía, he intento repetirlas y hacer a diario.
Hoy 2 de abril sería su cumpleaños, murió el año pasado (2023). Las últimas veces que la vi me decía que no le temía a la muerte, que estaba preparada y que ya se quería ir "con dios nuestro señor" y encontrarse con mi abuelo. A ella le esperaba el paraíso, su paraíso. Sus últimos años de vida creo que fueron tiempo extra para ella, ya estaba muy cansada. Pero aún así disfrutaba de los caramelos, el pastel de chocolate, las novelas de la tele, las lecturas de sus novenarios e historias de santos, santas y la compañía de familia y amistades.
Cuando te veía te sonreía, te bendecía, cuando te ibas, te bendecía y te sonreía de nuevo.
Al decirle "te quiero mucho" ella respondía: Yo más.
9 feb 2024
Rutas
Desde que comenzó el evento "Postales desde el Limbo" en 2008, he participado en todas sus ediciones. En esta ocasión hice tres mapas o rutas que son significativas para mí, con pintura acrílica y lápices de colores.
En esta última edición sucedió algo que no me había pasado en ninguna de las anteriores, antes de acabar el año, recibí un mensaje a mi instagram de la persona que compró las tres ilustraciones, las tenía en su casa enmarcadas. Me hizo mucha ilusión recibirlo.
18 ene 2024
El liquido sagrado de Chalchiuhtlicue
10 dic 2023
Al llegar, saqué los libros de la caja, los coloqué cerca de la cama y entonces fue mi hogar
Comencé a leer libros con gusto y disfrute como a los 10 años, no fui un niño lector de los que siempre tienen libros en las manos, aunque los consultaba a menudo para buscar las respuestas a las tareas de la escuela. El primero que me fascinó fue "El Principito", aún lo hace.
Cuando pensé en "Cuatro páginas", fue porque recordé que a los 16 años salí del departamento del Sauz en Guadalajara, y no sabía con precisión dónde viviría, si me quedaría de nuevo en casa de mis abuelos maternos, o en Tepic, o en el DF o incluso en Puebla. Llevaba mis cajas para no sé dónde. Una de ellas decía: "Libros y Música". Varios meses después, cuando terminé el ir y venir de casa en casa y de ciudad en ciudad, saqué por completo el contenido de esa caja en el departamento de "Loma Bella" en Puebla. Entonces entendí que donde colocaba mis libros y discos era mi hogar. Si tengo mis libros cerca, me siento seguro, cálido y protegido.
Supongo que mis sentires y muchas otras sensaciones orgánicas viven en cada una de las personas que participan en "Cuatro páginas". Por eso debíamos intentar hacer una publicación así. Como todos nuestros libros anteriores, hemos recurrido al mecenazgo colectivo para imprimirlos, dejo aquí el enlace https://vkm.is/cuatropaginas con toda la información y con todas las posibilidades para hacerte con el tuyo.
Las postales que diseñamos y que acompañan a "Cuatro páginas", tienen "frases hechas" relacionadas con los libros y la lectura, empleadas como metáforas de la vida.
La portada la hará Marthazul, y desarrollará la idea de las alas de las mariposas como páginas de un libro, es un concepto precioso que puedes conocer mejor en palabras de ella misma en su blog.
14 abr 2023
Todos los colores, todas las posibilidades
Todos los colores, todas las posibilidades, acrílico sobre lienzo, 22 x 16 cm. Dedicado a mi maestra de pintura y dibujo del Hospicio Cabañas. Primavera del 2023. Y su precio es de 85€. |
Tenía muchas ganas de estudiar pintura, y además quería hacerlo en el lugar donde no pude cuando era adolescente, porque entonces no nos alcanzaba el dinero. Terminé arquitectura, solo me hacían falta algunas horas del servicio social y mi examen profesional. Trabajaba en un despacho de arquitectura y urbanismo (de deshonestos y tramposos), así que decidí utilizar el dinero de hacer el anteproyecto de una Academia de policías, o de amontonar casas en un fraccionamiento, en apuntarme al primer cuatrimestre de pintura y dibujo del Hospicio Cabañas de Guadalajara.
Fueron unos meses felices. El espacio que tienen destinado en el centro cultural más importante de esa zona del país, es maravilloso, aulas enormes, bien ventiladas e iluminadas, alrededor patios con naranjos y fuentes. Una gozada de lugar para ponerte a pintar y dibujar.
Pero lo mejor y más importante de ahí fue la maestra, de la que no recuerdo su nombre, y no he conseguido averiguarlo. Ella también había estudiado en el Cabañas el ciclo de pintura y dibujo, después de terminarlo y al paso del tiempo, la llamaron para ser la profesora del primer cuatrimestre.
Antes de pintar nos dedicamos varias semanas a dibujar, la maestra nos explicó un montón de cosas, como técnicas y maneras que aún utilizo. Lo hacíamos en unos bancos con unas tablas enormes para pegar hojas de gran formato y que a su vez apoyábamos en nuestras piernas, no he vuelto a ver esas mesas - taburetes de dibujo en ningún sitio. Sus sesiones de dibujo las disfruté bastante.
Una de las experiencias que más me gustaron fue cuando comenzamos a pintar, porque lo hicimos con materiales que no conocía. La escuela está en el centro de la ciudad, se encuentra en el oriente, al cruzar la línea "que la dividía" en dos, en su momento era un río, ahora es la Calzada Independencia. Ahí había muchos negocios peculiares, que solo encuentras en esa zona. Salimos de la escuela con la maestra y en excursión caminamos hasta una "Tlapalería y ferretería" ahí cerca. Ese negocio lo atendía un señor que seguramente llevaba toda su vida a cargo del mismo. La maestra le pidió pigmentos, le enumeró los colores y nos llevamos bolsas de a kilo de cada uno. Volvimos a clases y ahí repartimos en botes pequeños, los pigmentos para cada una. Creo... que eran los colores primarios y secundarios. Para pintar mezclábamos los pigmentos con pegamento blanco o con pintura blanca, según la espesura que requiriéramos.
La maestra nos hacía hincapié en la composición de los cuadros y de los dibujos, ella fue la que me enseñó el truco de entornar los ojos para encontrar las luces y sombras de los objetos. Nos habló de la composición hacia la derecha y de ocupar el espacio al 80%, nos indicó como utilizar el lápiz, y cómo colocar el cuerpo, brazos, mano, muñeca al dibujar. Hacía su trabajo con cariño y se sentía agradecida con la vida por ser profesora del Cabañas.
Me gustaría recordar su nombre, me gustaría haberlo encontrado y saber cómo está ahora, qué hace, si sigue dando clases... Pinté "Todos los colores, todas las posibilidades" para recordarla a ella y esa preciosa experiencia, cuando unos adultos y adultas, acompañadas por nuestra profesora, hicimos una excursión por aquel barrio lleno de historia. Donde por razones colonialistas mandaron a los habitantes originarios a vivir y trabajar al otro lado del río, a ese lado del río, donde se construyó la iglesia y el mercado de San Juan de Dios, un hospicio, que ahora es museo y que tiene una escuela de arte y donde alrededor hay un montón de negocios peculiares y muy "tradicionales". Sentía tanta ilusión en aquel momento.
Por eso de esa ferretería y tlapalería sale una estrella, hojas de ficus, flores de amapa, agua y una ballena, porque durante mucho tiempo utilicé esos pigmentos de colores que compramos allí. Poco a poco fui dejando la arquitectura, para dedicarme a la pintura, y ese fue uno de los primeros pasos.
Desde entonces, en parte gracias a mi maestra y otras maestras, he pintado muchas ballenas y me gustaría seguir haciéndolo por un rato más.
7 abr 2023
El taller de Mundo a pie de calle
El taller de Mundo a pie de calle, acrílico sobre lienzo, 22 x 16 cm. Dedicado a Maruja Mallo. Primavera del 2023. Y su precio es de 85€. |
Maruja Mallo es maravillosa, conocí su trabajo viviendo aquí en Galicia. Antes de eso nada y no lo entiendo, en realidad sí, las mujeres artistas primero debían ser musas de "alguien" y después artistas. Entre ser persona migrante, exiliada y muy amiga de artistas republicanos y republicanas, la fueron olvidando. Los últimos años de su vida la volvieron a tomar en cuenta y murió en su querido Madrid, sintiéndose apreciada. Su obra e influencia en España podría ser similar a la de Frida Kahlo en México, pero aún no es así.
Después de ver en vivo un primer cuadro de Maruja Mallo, el de "Mujer con cabra", me conmovió tanto que quise saber y ver todo lo que pudiera sobre ella. Y así lo he hecho, durante mucho tiempo ha sido mi búsqueda, he trabajado proyectos y cuadros alrededor de ella. Me fascina lo que hizo y cómo lo hizo, fue exiliada, emigrante, rebelde, olvidada y después recordada, excéntrica, políticamente incorrecta y muy galega.
Sus cuadros son lecciones de geometría y composición, de armonía cromática, de síntesis, de abstracción y un enorme catálogo de recursos pictóricos y expresivos. Las temáticas y elementos que utiliza son el resultado de una profunda observación de lo que la rodea, de lo cotidiano, su lenguaje plástico lo encuentras al caminar por cualquier arenal galego, en una fiesta popular, en una tarde de trabajo en la leira y eso me encanta. Porque en medio de un chapuzón en el mar, si se te enreda un alga en la mano o el brazo, ahí está Maruja.
Creo que en Galicia así como en México, mezclan la realidad y la naturaleza con la magia, por ejemplo en celebraciones como la de san Xoán en verano o en la de Samaín en otoño; la pintura de Maruja recoge esa atmósfera, sus obras son tan galegas, llenas de misticismo y tan locales que por eso son universales.
"El taller de Mundo a pie de calle", quería que fuera muy "Maruja", hice la misma escena de "Mujer con cabra", solo que la hice más geométrica, más cercana a los cuadros más recientes de ella. Pinté a Papá Mundo, mi bisabuelo paterno en el centro geométrico, trabajando en su zapatería. Por la acera tan poblana, pasa mi tía María, va rumbo a la iglesia para la misa de la tarde. Detrás de ella vuela un colibrí, que es el alma de mi abuela Meche. En una esquina de la puerta de entrada al taller, coloqué la pequeña bugambilia en una maceta, antes de que Papá Mundo la plantara en el jardín de santa Inés y que ahora después de medio siglo es una bugambilia enorme, tan alta como los árboles.
En ese cuadro todas son fantasmas, en el dintel de la puerta está el ojo que todo lo ve. El espacio está dividido en cuatro y coloreado con los tres colores extraterrestre o de las tres lunas: blanco, rojo y negro, y un espacio con la luz de la realidad. Es un cuadro metafísico, como algunas de las cosas que hacía ella.
Mi viaje con Maruja no ha terminado, ni quiero que termine. Seguiré disfrutando y aprendiendo de su trabajo. Intuyo que más tarde o más temprano la tratarán como se merece.
31 mar 2023
Buhigas va
Buhigas va, acrílico sobre lienzo, 16 x 22 cm. Dedicado a pintora canadiense que no sé su nombre. Invierno del 2023. Y su precio es de 85€ |
La escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara está en el centro de la ciudad, es un espacio inspirador, ha sido muy importante en el transcurrir de la vida artística y cultural de todos y todas. Yo estudié en ese Centro Universitario la carrera de Arquitectura, en los edificios que están en la Barranca de Huentitán, pero algunas asignaturas optativas podías hacerlas ahí.
Aunque a esa escuela siempre podías encontrar un buen motivo para visitarla. Ya llevaban tiempo con un programa de intercambio de estudiantes, por lo que pude conocer pintoras españolas, chilenos y una canadiense que me impresionó mucho.
En la azotea de esa escuela sucedían muchas cosas, también había aulas y algunos talleres para pintar. Ahí arriba estaba ella, era una pintora joven, seguro que teníamos la misma edad, un año arriba un año abajo. Venía de algún lugar de Canadá. Pintaba un cuadro de gran formato, en la escena había un hombre joven, moreno, guapo, de ojos claros y con una sonrisa tímida. Estaba sentado en un sofá. Alrededor de él flotaban decenas de rosas vistas desde arriba, solo se veía la flor no el tallo, eran de distintos tamaños, todo pintado con muy buena técnica y realista, no excesivo, pero sí muy preciso.
El sofá que pintaba estaba ahí dentro del taller, y muchas fotos del modelo también. Era un albañil que trabajaba en las reformas que hacían en alguna fachada de la Escuela de Artes Plásticas.
Ella hablaba un poco de español y yo un poco de inglés así que con nuestros pocos nos pudimos comunicar. Le pregunté por los motivos del cuadro que estaba pintando, y me explicó de manera muy atenta: que eligió al modelo porque le pareció un hombre hermoso, le pidió permiso para hacerle fotos y le explicó que lo pintaría, él accedió. Como en las fotos estaba sentando descansando de su jornada laboral y fumando, decidió sentarlo en el sofá destartalado que había dentro del taller, y las rosas flotando las puso porque le recordaban a Guadalajara.
En México según mi experiencia, crecemos dentro del racismo, desarrollando el colonialismo y el clasismo que heredamos, en cada uno de nuestros actos. Hay frases que ejemplifican eso como: "mejorar la raza", que quiere decir que hay que aspirar a que las generaciones venideras sean más blancas y se ajusten a parámetros físicos europeos, ojos "claros", pelo "claro" y facciones "europeas blancas". El hecho de que yo haya estudiado arquitectura implica ascender en las clases sociales y en muchas ocasiones se me cuestionó practicar o trabajar en otros oficios que "se supone los arquitectos no debemos hacer". Cuando ves gente pidiendo en la calle, es común escuchar: "Están así porque quieren" o "Son unos huevones".
Aquel joven trabajaba de albañil, o incluso en un puesto de subordinado, seguramente era ayudante de albañil, tenía la piel morena, vivía en un barrio popular, o venía de algún pueblo cercano a la ciudad... Eso me hacía preguntarme y preguntarle a ella por qué lo había pintado. Nuestro racismo y clasismo me pesa tanto, y todos los días trabajo por quitármelo. Eso es lo que aprendí de la pintora canadiense y de su hermoso cuadro, de la que después de buscar y rebuscar no pude encontrar su nombre.
"Buhigas va" lo pinté emulando a aquel joven albañil, pero Buhigas no se dedicó a la construcción, fue obrero compañero de mi suegro. Era lo que llamaban "el chico de los recados", he escuchado referirse a él de maneras que no me gustan. Es la segunda vez que lo pinto, porque me parece un ser hermoso, que ha pasado por el mundo con sencillez y sin hacer daño a nadie. Le gusta ir a diario y varias veces a la estación de trenes a mirar como van y vienen. Cada vez más viejo, más encorvado, con más dificultades para caminar y más lleno de ternura. Las xestas flotan a su alrededor, esas flores que me recuerdan a Galicia, como aquellas rosas que a ella, le recordaban a Guadalajara.
24 mar 2023
Un mar como una casa
Un mar como una casa, acrílico sobre lienzo, 16 x 22 cm. Dedicado a Marthazul. Verano del 2022. Y su precio es de 85€ |
Me apetecía mucho organizar una exposición de arte postal, había participado en algunas en Cuba, Kuala Lumpur y más sitios. Lo que hacía era juntarnos varias artistas y mandar todos nuestros trabajos juntos, para así ahorrar en correos. Le empecé a dar forma, pedí apoyos de instituciones y salió adelante. Era el año 2007, en ese entonces todo se gestionaba distinto a cómo se haría ahora, la convocatoria fue por medio del email, del entrañable messenger de hotmail y también hubo gente que en sus blogs le dieron difusión, fue una especie de boca a boca digital. Se llamó "Artistas corresponsales en tiempos de...", el nombre me lo sugirió mi amigo Gabriel Torsán. La muestra fue en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas de la ciudad de Guadalajara y patrocinada por el periódico el Informador. Recibí cientos de obras de decenas de artistas de todo el mundo. Entre ellas, dos de una artista española que firmaba como "Marthazul".
Las obras que mandó eran unas fotos de su ciudad (Vilagarcía de Arousa) intervenidas con pelos de color azul. Era un trabajo de lo más peculiar, poderoso e imposible que no llamara la atención... Un año después caminaríamos juntas por esos paisajes urbanos de Vilagarcía.
Compartir la vida, el día a día con una colega de profesión se convierte en una escuela, en una reflexión constante. Porque sin hablar de pintura, hay pintura. Sin mencionar los colores, las formas, las emociones, los proyectos, las ideas, están ahí todo el tiempo, porque el estudio siempre es hogar, el caballete es un árbol y los cientos de cuadros colgados en las paredes son refugio.
Pintar es de mis actividades favoritas de la vida, pero eso no significa que quiera hacerlo en todo momento, disfruto pintar en mi mente, y eso también lo hace Marthazul, así que muchas veces hablamos de lo que se ve y de lo que todavía no se ve. Es conmovedor ser testigo de cómo ella empieza una idea en su cabeza, si es a partir de una canción, a veces es probable que hayamos coincidido en el tiempo cuando la escuchó, o cuando me habló de aquellas líneas del libro que leyó y con las que comenzó un boceto, o aquella injusticia que vivió y que comienza a pintar con digna rabia.
He aprendido a pintar con Marthazul, gracias a ella he mejorado mi técnica, y he ido descifrando mi camino como pintor profesional. La pintura ha sido mi salvación emocional, me ha alimentado, vestido y cobijado siendo inmigrante, ha sido mi sustento y ha hecho mis días luminosos.
Ver como Marthazul ejerce el oficio de pintora, con técnica, frescura, desde la rebeldía, en el feminismo, con el mundo natural como protagonista y con valentía; me ha inspirado y me ha dado el valor de hacerlo también. Con ella he aprendido a decir NO o Sí con todas sus consecuencias y compromisos. Viéndola trabajar he re-aprendido a hacerlo. Hemos pintado decenas de murales juntas, muchos cuadros a dos manos, intervenciones, performances, libros, discos, obra gráfica, talleres, cursos, clases y muchas cosas más. Así que la retroalimentación ha sido brutal. Me ha influenciado mucho, muchísimo, pero caminar juntas no significa hacerlo sobre las mismas huellas. Es como un paseo por el monte, a veces es el mismo carreiro, pero las hojas, los árboles, los bichitos y las flores qué y cómo las vemos es muy íntimo y personal.
Nunca pensé que un cuadro se podría pintar durante años, que se podría dejar reposar y al hacerlo, es como pintarlo porque así poco a poco se va tejiendo lo que seguirá. Así es, los cuadros también reposan, cambian e incluso mueren.
Fue emocionante y conmovedor verla pintar a contrarreloj el cuadro para su moribundo padre, para que él lo viera antes de morir. Horas y horas pintando con fuerza, con enorme vitalidad mezclada con tristeza, para despedir a alguien que amas. Eso es la pintura.
"Un mar como una casa" lo hice para no olvidar que pintando se hace un hogar. Por eso al mágico pentágono le abraza el mar, y a su vez abraza a una estrella. Hay fuego como en los refugios primitivos, un carballito que fue conejo y que como la pintura de Marthazul re- revolucionaron mi vida. Con el barquito de papel siempre presente y los aviones de papel que van de un lado a otro del Atlántico.
Después de recibir aquellos trabajos de Marthazul, para la expo de arte postal, vi su blog, en el que aún sigue posteando y vi sus cuadros, también en su myspace. Y siempre me gustaron sus mares, hay uno en el que puedes ver las pequeñas olas de la ría moverse, puedes escuchar su tímido sonido, ver a las algas mecerse al compás y después enredarse en la arena. Por eso siento que el mar es como una casa.