7 abr 2023

El taller de Mundo a pie de calle

El taller de Mundo a pie de calle, acrílico sobre lienzo, 22 x 16 cm. Dedicado a Maruja Mallo. Primavera del 2023. Y su precio es de 85€.

Maruja Mallo es maravillosa, conocí su trabajo viviendo aquí en Galicia. Antes de eso nada y no lo entiendo, en realidad sí, las mujeres artistas primero debían ser musas de "alguien" y después artistas. Entre ser persona migrante, exiliada y muy amiga de artistas republicanos y republicanas, la fueron olvidando. Los últimos años de su vida la volvieron a tomar en cuenta y murió en su querido Madrid, sintiéndose apreciada. Su obra e influencia en España podría ser similar a la de Frida Kahlo en México, pero aún no es así. 

Después de ver en vivo un primer cuadro de Maruja Mallo, el de "Mujer con cabra", me conmovió tanto que quise saber y ver todo lo que pudiera sobre ella. Y así lo he hecho, durante mucho tiempo ha sido mi búsqueda, he trabajado proyectos y cuadros alrededor de ella. Me fascina lo que hizo y cómo lo hizo, fue exiliada, emigrante, rebelde, olvidada y después recordada, excéntrica, políticamente incorrecta y muy galega. 

Sus cuadros son lecciones de geometría y composición, de armonía cromática, de síntesis, de abstracción y un enorme catálogo de recursos pictóricos y expresivos. Las temáticas y elementos que utiliza son el resultado de una profunda observación de lo que la rodea, de lo cotidiano, su lenguaje plástico lo encuentras al caminar por cualquier arenal galego, en una fiesta popular, en una tarde de trabajo en la leira y eso me encanta. Porque en medio de un chapuzón en el mar, si se te enreda un alga en la mano o el brazo, ahí está Maruja.

Creo que en Galicia así como en México, mezclan la realidad y la naturaleza con la magia, por ejemplo en celebraciones como la de san Xoán en verano o en la de Samaín en otoño; la pintura de Maruja recoge esa atmósfera, sus obras son tan galegas, llenas de misticismo y tan locales que por eso son universales.

"El taller de Mundo a pie de calle", quería que fuera muy "Maruja", hice la misma escena de "Mujer con cabra", solo que la hice más geométrica, más cercana a los cuadros más recientes de ella. Pinté a Papá Mundo, mi bisabuelo paterno en el centro geométrico, trabajando en su zapatería. Por la acera tan poblana, pasa mi tía María, va rumbo a la iglesia para la misa de la tarde. Detrás de ella vuela un colibrí, que es el alma de mi abuela Meche. En una esquina de la puerta de entrada al taller, coloqué la pequeña bugambilia en una maceta, antes de que Papá Mundo la plantara en el jardín de santa Inés y que ahora después de medio siglo es una bugambilia enorme, tan alta como los árboles.

En ese cuadro todas son fantasmas, en el dintel de la puerta está el ojo que todo lo ve. El espacio está dividido en cuatro y coloreado con los tres colores extraterrestre o de las tres lunas: blanco, rojo y negro, y un espacio con la luz de la realidad. Es un cuadro metafísico, como algunas de las cosas que hacía ella.

Mi viaje con Maruja no ha terminado, ni quiero que termine. Seguiré disfrutando y aprendiendo de su trabajo. Intuyo que más tarde o más temprano la tratarán como se merece.





 

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