31 jul 2019

Ahora sé cómo saltan las conejas y conejos - TREINTAITRÉS


Ahora sé cómo saltan las conejas y conejos; 22 x 13,5 cm. Augusto Metztli, 2019. (TREINTAITRÉS de la serie Tlakati - Proyecto 38 y cuesta 70€).


Comía una pata de conejo, cuando me di cuenta de que comía una pata de conejo. Entonces decidí no volver a hacerlo. Me hice vegetariano y espero en un futuro hacerme vegano. Me imaginé a mí mismo desgarrando con mis dientes la patita de un ser bellísimo, pequeño y lleno de ganas de vivir y saltar. No me gustó la imagen.

Poco tiempo después conocimos a Libreta y Cartulino, Cartulino y Libreta, dos conejxs que por causas y azares son nuestrxs compañerxs de piso, de estudio y de vida.

He aprendido muchas cosas de ellxs, como a mover la nariz, a olisquearlo todo, o a comer verduras. Pero lo más significativo es gracias a una peculiaridad importante, el conejo sabe que es vulnerable, sabe que es la comida de otros animales, por eso es desconfiado, temeroso y precavido. Cuando un conejo quiere a un humano o humana, sucede un revolución que traspasa los instintos y las evoluciones genéticas. Un conejo dormido en el suelo, espatarrado y con la barriga al aire, es un conejo que sabe que está en un sitio seguro con la compañía correcta, y sus temores genéticos e históricos quedan de lado. Esa forma de querer y estar en el mundo es la que me han enseñado.

Todo en ellxs es breve e intenso, son bellísimos saltando. Lo hacen por tres motivos, para desplazarse, para huir y el motivo más chulo: La absoluta felicidad, es entonces que saltan sin control, sin sentido y sin dirección, solo saltan. Ahora lo sé.




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